miércoles, diciembre 27, 2006

Nuevas teorías de tsunami cambiarán zonas de riesgo



La fotografía muestra a un grupo de científicos de la U. Austral de Chile realizando excavaciones en el sector de Maullín, en la costa de Valdivia, donde se aprecian los restos sedimentarios de los maremotos de 1960 y anteriores.

Efectos para el Gran Concepción

En Valparaíso se realizó ayer un exitoso simulacro de terremoto y tsunami. Para Concepción todavía las autoridades no fijan un ejercicio similar.

Por Nello Rolleri Veloso.
Cinco mil personas participaron ayer en un exitoso simulacro de terremoto y tsunami en las comunas de Valparaíso y Concón.
Concepción todavía no tiene planificada una actividad masiva similar, pese a que la ciudad ha sido devastada varias veces por tsunamis durante su historia. De hecho, su actual ubicación se debe a un traslado desde Penco después del maremoto del 25 de mayo de 1751.
La directora de la Onemi, Carmen Fernández, explicó que este es el primer simulacro con gran cantidad de personas. “Hemos tratado de ser lo menos invasivos posible, ya que los simulacros exageradamente masivos, a la larga provocan una emergencia en sí misma. Nos hemos comprometido a trabajar por la vía de modelar conducta, vale decir, que genere un modelo a seguir por los demás sectores”, lo que permitiría repetir esta experiencia en otras zonas del país, como Talcahuano y Concepción.
Sin embargo, la utilidad de estos ejercicios y de la forma en que la ciudad está preparada para enfrentar un fenómeno de ese tipo, incluyendo la definición de las “zonas de riesgo” que aparecen en los planos reguladores, deberá ser revisada a las luz de los nuevos descubrimientos científicos sobre el tema y las revisiones a que ha obligado la catástrofe de diciembre de 2004 en el Asia Pacífico. Uno de los chilenos que ha sido reconocido por la comunidad científica internacional por sus aportes al tema es el investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Marco Cisternas Vega, quien ha realizado estudios junto a académicos del Centro Eula de la U.
de Concepción.
Cisternas es uno de los autores de un artículo aparecido en la prestigiosa revista científica británica “Nature”, el 15 de septiembre del año pasado, titulado “Predecesores del terremoto gigante de Chile de 1960”.
En este artículo cuestiona los modelos utilizados hasta esa fecha para identificar y clasificar a los terremotos “gigantes”, que son aquellos cuya energía liberada escapa de la escala de Richter y que superan la magnitud 9.

Ocurrió en lugar inesperado

Evento de Sumatra-Andamán hace repensar el fenómeno

El simulacro de Valparaíso fue seguido con mucho interés en todo el mundo, porque el tema es sensible para todos los países costeros, especialmente del Océano Pacífico.
Ello después de la conmoción global que causó el terremoto y tsunami de Sumatra- Andamán ocurrido el 26 de diciembre de 2004, que dejó 187 mil muertos y 43 mil personas desaparecidas en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
Este movimiento tuvo una magnitud 9,3, siendo el segundo más fuerte registrado en la historia de la medición con instrumentos.
El primer lugar mundial lo sigue ocupando el terremoto de Valdivia de 1960, con una magnitud 9,5.
Las nuevas teorías no han sido bien recibidas en Chile, especialmente después que en ellas se basara National Geographic para realizar un documental “El último terremoto”, que simula un sismo y maremoto en Valparaíso.
Aunque el programa no se ha transmitido en Chile por televisión abierta (sólo por cable), bastó que se conociera la sinopsis (disponible en Youtube), con las imágenes virtuales de las olas gigantes entrando por el estero de Marga-Marga y derrumbando edificios costeros, para que las autoridades pusieran grito en el cielo y amenazaran con querellas por un “daño a la imagen” de la ciudad.
Cisternas señala que no tuvo nada que ver con el documental de National Geographic y asegura que sus estudios sobre paleosuelos enterrados por tsunamis prehistóricos nada dicen si los ascensores y la Intendencia de Valparaíso saldrán volando producto del choque de una ola gigante.
Lo ocurrido en Sumatra-Andamán fue complemente inesperado.
Nadie, señala Cisternas, se esperaba un terremoto gigante, sobre magnitud 9, en esa zona del planeta, por lo que tomó de sorpresa a los sismólogos, ya que suponían que en esa zona del planeta las placas eran demasiado viejas y lentas como para generar un sismo de esa magnitud.
La gran “moraleja” de esta catástrofe es que “nunca subestimes la zona de subducción donde te encuentras”.



Teorías están en construcción

Concepción se ubica en zona intermedia para “megaterremoto”



El descubrimiento permite explicar la gran cantidad de energía acumulada que se liberó en 1960 y también aumenta el período entre un terremoto gigante y otro de 130 años a más de 300 años.
Esto, explica Cisternas, significa buenas y malas noticias para Chile. La buena es que Valdivia no debería esperar un megaterremoto y tsunami hasta el siglo 24.
La mala, es que la zona norte y central, donde no existe registro de un fenómeno de esta magnitud, sí podrían estar en una zona de riesgo.
Consultado por Concepción, responde que la ciudad está en una zona intermedia, en el límite de la placa que liberó energía en el “megaterremoto” de 1960. Para profundizar más en esta interrogante, en el próximo verano realizará excavaciones aquí.
Lo que sí esta claro, advierte, es que el estado actual de la ciencia no permite predecir un terremoto ni menos un tsunami. Sin embargo, para que se produzca una ola gigante es necesario que previamente se haya producido un fuerte sismo en el lecho marino, de magnitud mayor a 8.
Lamentablemente para los chilenos, la zona más afectada en el mundo por este tipo de fenómenos es el Océano Pacífico.
Una de las características de un tsunami es que el mar se retira varios cientos de metros, en una rápida marea baja. Hay testimonios de que ello ocurrió en Valdivia el año 1960. Desde ese momento, hasta que llega la ola principal pueden pasar 5 a 10 minutos.
Pero, ¿cómo pueden los científicos comprobar que los sedimentos de arena que existen en un terreno fueron las huellas de un tsunami?.
Marco Cisternas explica que hay varias pruebas. Una de ellas es que el manto de arena es más ancho a la orilla del mar y se adelgaza tierra adentro, al revés de lo que ocurre con los depósitos fluviales. Otra forma es mediante el estudio de los restos fósiles, que corresponden a microorganismos marinos y no de agua dulce.

*EL SUR, miércoles 1 de noviembre de 2006.



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