martes, julio 18, 2006

“Casas enanas” también se edificaron en Tomé

La mayoría quedó abandonada

* Casetas corresponden a la Villa Licarayén, que fueron entregadas por el Serviu el año 2002.

La indignación que vivió un grupo de temporeros en Malloa por la entrega de un conjunto de “casas enanas” de 12 metros cuadrados ya la sufrió un grupo de 49 familias de allegados del sector Bellavista en Tomé, quienes el año 2002 -durante el gobierno de Ricardo Lagos- recibieron la misma solución, un baño y cocina en albañilería. Cada una tiene 9 metros cuadrados.
Cuatro años después, el 60% de las casetas se encuentran abandonadas, porque 29 familias no lograron terminar la vivienda. De las 20 restantes que lograron ocuparlas, varias debieron demoler la solución que les entregó el Serviu, por su inutilidad.
En la mayoría de los sitios de las casetas de la Villa Licarayén hoy sólo crece el pasto, mientras sus propietarios señalan que no tienen recursos para habilitarlas y que habrían preferido esperar un poco más, para contar con una vivienda definitiva y no sólo una caseta.

Costó más de cien millones de pesos

Inversión Serviu abandonada

* El 60% del conjunto Licarayén en sector Bellavista de Tomé no tiene uso desde su construcción, hace cuatro años.

Las "casas enanas" de Malloa tienen su réplica en Tomé, con el agravante que en la comuna textil el 60% del conjunto Serviu, que se entregó hace cuatro años, hoy se encuentra abandonado.
Se trata de la villa Licarayén en el sector Bellavista. Allí un grupo de 49 familias sin casas y allegados ahorraron durante 13 años para acceder a la casa propia. Para ello compraron un sitio en un sector cercano al río Bellavista y postularon al programa de vivienda "progresiva".
El año 2002 Serviu les entregó las casetas sanitarias, que consisten en una sencilla solución de albañilería, que tiene un baño (wc, lavamanos y receptáculo para ducha), más un espacio para cocina, con un fregadero.
Todo en obra gruesa, sin estuco ni pintura.
Cuatro años después, sólo 20 familias han logrado usar esa solución, mediante la construcción de una casa definitiva, mientras otras 29 están abandonadas. En algunos casos, la decepción fue tan grande, que nunca más esos propietarios volvieron al sector, y siguen como arrendatarios o de allegados.
El barrio, pese a contar con pavimentos, alcantarillados e incluso con una pequeña plazoleta, está deteriorado, porque las casetas están abandonadas, con pasto a su alrededor y la humedad ya ha comenzado a dañar la madera de las puertas y techumbre.
Pese a la cuantiosa inversión que realizaron aquí el Serviu y los beneficiarios, superior a los cien millones de pesos, ninguno ha recibido más ayuda para terminar la vivienda.
Es el caso de Amalia Pérez Espejo, que sigue viviendo de allegada en un cerro del sector, junto a su hija, porque no tiene recursos para hacer habitable la caseta sanitaria que recibió.
Acudió a la Municipalidad de Tomé, pero la respuesta que obtuvo -una mediagua que adosaron a la caseta- es peor que las condiciones en que actualmente vive y también sigue desocupada.

Diputada: "es aberración"

Para la diputada por el distrito 45, Clemira Pacheco Rivas (PS), la situación que se registra en Bellavista es claramente "una aberración", porque se utilizaron recursos públicos para una urbanización, con pavimentos, alcantarillados, empalmes eléctricos y de agua potable, además de casetas sanitarias, que no sirvieron finalmente para satisfacer las necesidades de vivienda del 60% de las familias.
La parlamentaria señala que el año 2002 se construyeron las mismas casetas sanitarias en Coronel, pero allí el municipio (donde su marido es el alcalde René Carvajal), gestionó la terminación definitiva de las viviendas.
Indica que desconoce qué ocurrió en Tomé, para que ese conjunto no tuviera una segunda etapa por parte del Serviu, pero opinó que es un tema que se debe fiscalizar.
Este tipo de soluciones, de vivienda progresiva, según la diputada Clemira Pacheco, se explica para un momento histórico del país, en que no se disponía de recursos públicos para ofrecer algo mejor a las familias, pero opinó que hoy no se justifican.

Debió demoler caseta

En el conjunto Licarayén destacan dos o tres casas, de dos pisos y bien terminadas. María Arriagada Mora, propietaria de una de ellas, explica que con su marido, Eduardo Williams Flores, lograron construirla, porque ocuparon todo el dinero que él recibió de su jubilación por invalidez y contaron con el apoyo de su hijo en la mano de obra.
Señala que de las 49 familias del comité que se formó el año 1992, sólo 20 viven en el sector, porque las restantes no lograron terminar la casa. Incluso entre los primeros hay varios que todavía se encuentran en etapa de construcción de ampliaciones.
María Arriagada explica que su marido, trabajador de la construcción, encontró tan mala la calidad de la caseta que les entregó el Serviu, que debieron demolerla para construir la casa definitiva y no es el único caso en el barrio.
Para colmo, el año pasado todo el barrio se inundó cuando se desbordó el estero Bellavista, por lo que muchas familias beneficiarias han decidido que definitivamente no habitarán nunca su "solución" Serviu.

*Sábado 8 de julio de 2006.

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