lunes, abril 10, 2006

Tragamonedas callejeros en el centro de polémica legal


¿Azar o destreza?




Ya no hay barrio penquista donde no aparezca una maquinita que promete multiplicar las monedas con un poco de destreza. Los premios son modestos, pero el interés por jugar es fuerte.


Comerciantes defienden su legalidad, ya que aseguran que no son máquinas de azar. Lotería y Polla encabezan una fuerte ofensiva, a la que sumarán los nuevos casinos que tendrá la zona.


Por Nello Rolleri Veloso.

Caminar por la calle Rengo de Concepción se ha transformado en una experiencia azarosa. Eso porque con suerte caminará media cuadra sin toparse con unas caprichosas maquinitas que le prometen multiplicar en cosa de segundos las monedas del vuelto del pan.
Son varias las dueñas de casa que, con las compras para el almuerzo en una mano y un puñado de monedas de cien pesos en la otra, intenta conquistar una pequeña fortuna. También llegan atraídos con la fuerza de un imán muchos oficinistas y estudiantes.
Parecen tragamonedas de un casino de tercer mundo, con una apariencia claramente artesanal. Las grandes letras pintadas en la pared y también impresas en la máquina máquina “Cascada” nos aclaran el panorama: “Usa tu habilidad y destreza para ganar”. En otro rincón exponen sus filantrópicas intenciones: estarás ayudando a la “Fundación Emerson Moreira”, a “World Vision” y a los “Artesanos de la vida”.
El modelo de más reciente aparición consiste en unas burdas bandejas, distribuidas como una escalera, repletas de las monedas grandes de $100, que se balancean mecidas por un mecanismo simple, y en que hay que provocar una cascada para obtener un premio, por supuesto en monedas.
Hay otros modelos llamados “Pinball” que parecen un mini flipper y en que se trata de achuntarle con una pelotita a unos agujeros.
Incluso en brillantes letras luminosas aparece la cifra del “pozo” acumulado, que generalmente es de $5 mil.
Pero estos tragamonedas no sólo han aparecido en locales comerciales del centro, sino que se han instalado en restaurantes, panaderías, carnicerías, minimarkets, bares e incluso en plena calle o en las ferias de verduras.
El número total de estas máquinas se desconoce, nadie lleva un registro oficial de ellas, pero se estima que en el Gran Concepción ya son varios miles, que deben mover algunos millones de pesos al día.
Los comerciantes explican que se trata de una concesión que les instala una empresa que les ofrece la máquina, a cambio de una comisión por el dinero recaudado, que generalmente es el 50%. Como las ganancias de una tragamonedas promedian los 10 mil pesos diarios, se trata de una alternativa que pocos rechazan.
Aseguran que la máquina no es de azar (lo que sería ilegal) sino que se trata de un juego de habilidad y destreza. Todos los consultados, sin embargo, prefieren no dar sus nombres, para “evitar problemas”. Consultados de cómo pagan impuestos, sólo se encogen de hombros.

Tolerancia sin permiso


Al ser consultados los municipios de Concepción y San Pedro de la Paz se indicó que no se habían otorgado patentes o permisos específicos para estos juegos, sin embargo, se aprecia una clara “vista gorda” para evitar aparecer involucrados en un debate legal sobre si efectivamente se trata de máquinas en que está presente el azar o si sólo se trata de destreza.
Jugar en ellos no hace más fácil emitir un juicio sobre el problema. Al hacerlo se recuerda el mecanismo de las máquinas con juguetes o peluches que inocentemente se encuentran en los mall y supermercados.
Allí con una palanca se maniobra un gancho en que existe la ilusión de que mediante la destreza se capturará un juguete, pero la realidad es que el equipo está programado para hacerlo sólo después de que haya recibido suficientes monedas.
La discusión incomoda a los alcaldes, porque se produce en vísperas que la Superintendencia de Casinos de Juego realice la precalificación de las sociedades postulantes a un casino, en que existen cinco propuestas para el Gran Concepción. Y el municipio que se adjudique el proyecto recibirá ingresos adicionales que superarán los 1.500 millones de pesos anuales.

Contraloría advierte

El problema forma parte de un litigio que durante varios años han emprendido Polla Chilena de Beneficencia, Lotería de Concepción y los hipódromos, sin mayores resultados hasta la semana pasada.
Esto porque el 13º Juzgado del Crimen de Santiago decidió someter a proceso a 16 personas por poner estas máquinas tragamonedas en el mercado, sin estar legalmente autorizados, para obtener ganancias por medio de la suerte.
El tribunal consideró que se cometió el delito tipificado en el artículo 276 del Código Penal que castiga a los agentes de loterías no autorizadas legalmente con una multa y con el decomiso de las máquinas.
Un segundo golpe fue el instructivo enviado por la Contraloría General de la República a todos los alcaldes, en que advierte que sólo una ley puede autorizar el funcionamiento de loterías y apuestas en general, por lo que los alcaldes que hayan otorgado permisos de funcionamiento a estas máquinas deben dejar sin efecto los permisos concedidos.
La Contraloría instruye a los alcaldes a no autorizar el funcionamiento de juegos electrónicos del tipo tragamonedas que sean considerados juegos de azar, ordenándoles solicitar, en caso de dudas, sobre la naturaleza de la máquina, previamente la opinión de los organismos competentes en la materia: la Superintendencia de Casinos de Juego (SCJ), los intendentes y los gobernadores.
En la SCJ indican que es posible que ellos ayuden a aclarar el tema de estos tragamonedas, ya que en el proceso de otorgamiento de permisos a los casinos de juego deberán realizar una homologación de todas las máquinas de este tipo que existan.
Ramón Sepúlveda, presidente de la “Asociación de operadores, fabricantes e importadores de entretenimientos electrónicos”, replica que ya disponen de informes elaborados por la Policía de Investigaciones, la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Dictuc) y fallos judiciales que aseguran que algunos de estos modelos no son juegos de azar, sino máquinas de destreza.

*Domingo 9 de abril de 2006.

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