jueves, noviembre 17, 2005

Essbío y Conama no logran acuerdo


Tratamiento de aguas servidas

·Las plantas de Dichato, Coelemu, Negrete y Santa Bárbara todavía no tienen permiso ambiental para iniciar su construcción.

El atraso que tiene Essbío en el plan gubernamental para alcanzar una cobertura del 100% en tratamiento de aguas servidas, se enfrenta en la actualidad a un nuevo escollo, debido al rechazo en la Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema) de cuatro proyectos, que ya debían estar en ejecución.
Se trata de las plantas de tratamiento para las localidades de Dichato, Coelemu, Negrete y Santa Bárbara, en todas las cuales Essbío presentó las respectivas declaraciones de impacto ambiental, siendo todas ellas rechazadas por la Corema.
En el caso de las tres primeras, la causal principal del rechazo, explicó Arodys Leppe Zapata, gerente de medio ambiente de Essbío, fue que la Corema exigió que cada planta tuviese a cuatro trabajadores, para que cumpliesen turnos durante 24 horas al día, lo que la empresa estima innecesario, considerando los modernos equipos de telemetría y otros aparatos de control remoto de las instalaciones.
Leppe opinó que no puede considerarse como una exigencia ambiental el número de empleados que se tienen o la forma en que se controlan los procesos.
En el caso de Santa Bárbara, afirmó que existió una diferencia de criterios entre la comisión técnica de la Conama y la Corema, respecto al tipo de planta que se quiere para esta localidad. La primera propuesta de Essbío fue una planta de lodos activados, que permitiría tratar las aguas servidas, que eviten que sigan siendo descargadas directamente al río Biobío, como ocurre actualmente.
Sin embargo, la comisión técnica, en particular la Superintendencia de Servicios Sanitarios, planteó que se trataba de una solución muy costosa para esa comunidad -mayoritariamente indígena- que no podrían costear el aumento de las tarifas.
Para bajar este costo, Essbío presentó entonces a la Corema una planta de tratamiento primario para Santa Bárbara, que no es la mejor solución y que supone un engorroso proceso de limpieza. Sin embargo, el lunes 7, de la semana pasada, se encontraron con la sorpresa que fue rechazada “por insuficiente”.

Malos olores

La comunidad de Tomé reclama en forma periódica por los malos olores que emana la planta elevadora de aguas servidas, que se ubica en la Plaza de Armas, a pocos metros del edificio municipal y que rebosa varias veces al año. Leppe explicó que esa planta construida hace dos décadas tiene una tecnología obsoleta, que utiliza un sistema de compuertas movidas manualmente, además que requiere la limpieza periódica de las instalaciones en caso que el sistema quede obstruido por basuras tiradas al alcantarillado.
Las nuevas plantas elevadoras que se construyen en otras comunas, explicó, tienen equipos automatizados que retiran los sólidos antes que las aguas negras sean dirigidas al emisario submarino.

Planta Dichato

En Dichato la solución que se construirá será una planta de lodos y no un emisario submarino como existe en Tomé, explicó Arodys Leppe, debido a razones técnicas. Esto porque la demanda del sistema es muy pequeña y no alcanza a tener la presión necesaria -durante la mayor parte del año- como para conducir el agua servida a través de un ducto de dos kilómetros mar adentro. La planta propuesta operará en forma diferente en verano (aumento de población) ya que tendrá un tratamiento primario químicamente asistido, mientras el resto del año operará en la modalidad de lodos activados de aireación extendida.
La inversión alcanzará a los 2,6 millones de dólares.

Monitoreo

El director del Centro Eula de la U. de Concepción, Oscar Parra Barrientos, valoró la construcción de plantas de tratamiento y también los emisarios submarinos para enfrentar el problema de las aguas servidas domiciliarias. Sin embargo, cuestionó la falta de información pública respecto del monitoreo del funcionamiento de los existentes (como Tomé o Penco), construidos antes de la vigencia del Sistema de evaluación de impacto ambiental de la Conama. Parra indicó que no se sabe cuántos ductos están descargando residuos líquidos -incluyendo industriales- en las costas de la región. Planteó la necesidad de un programa de monitoreo integral del borde costero, similar al del río Biobío.

*Miércoles 16 de noviembre de 2005.

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