miércoles, agosto 24, 2005

Directora de Chile Sustentable, Sara Larraín: "Ductos de celulosa están condenados al fracaso"


·La ex candidata presidencial advirtió que la comunidad no aceptará que residuos de celulosa se boten al mar.

Por Nello Rolleri Veloso.

Las dos nuevas plantas de celulosa de Celco, Valdivia y Nueva Aldea, deberán cambiar sus tecnologías de blanqueo con cloro, porque la comunidad no aceptará que construyan emisarios para botar los residuos al mar.
Así lo advirtió en Concepción Sara Larraín Ruiz-Tagle, ex candidata presidencial y directora de la ONG "Chile Sustentable", quien indicó que esos ductos sólo significan "chutear" el problema un poco más lejos, pero que la comunidad que vive en el borde costero, especialmente los pescadores artesanales, no la tolerarán.
Sara Larraín opinó que la industria forestal y de celulosa parece no haber comprendido todavía que en Chile "la gente ya no quiere ser un sujeto de externalización de los costos ambientales, en que la gente se queda con el pasivo ambiental y la empresa con las ganancias".
Para que esas plantas sean viables, añadió, deberán asumir un cambio tecnológico "con emisión cero o ciclo cerrado".
"La industria de celulosa tiene que cambiar su sistema de blanqueo de cloro por uno con oxígeno, eliminar el aluminio de sus procesos, y eso no lo quieren hacer, porque es un poco más caro y un poco menos rentable".
Sara Larraín exclamó que "la idea de hacer ductos submarinos en Valdivia y en Itata es un absurdo, es una imposición autoritaria hacia la población que ya no está dispuesta recibir los desechos o los costos ambientales de un sector productivo líder a nivel internacional en producción de celulosa, pero que traspasa sus costos a la comunidad".
Reclamó que "hoy es un muy buen negocio para Cmpc y Celco producir celulosa así, pero un pésimo negocio para el país, porque todos estamos pagando el costo ambiental". En el caso de Celco Valdivia, en particular, indicó que "es el paradigma, no sólo de las deficiencias, sino de la falta de seriedad con que algunos actores han tomado el cumplimiento de la ley".
La mortalidad de los cisnes en río Cruces, según lo han demostrado los estudios de la U. Austral, coinciden con la etapa en que esa planta comenzó a operar sin un tratamiento terciario de sus residuos.
"Lo sucedido es que, en los últimos años, tanto la legislación como la institucionalidad ambiental han comenzado a hacer agua, y los problemas de ingobernabilidad y conflictividad tienen que ver con que no se han manejado adecuadamente esos problemas".

No a la energía nuclear

La energía nuclear no es una buena alternativa para Chile, aseguró Sara Larraín. Advirtió que en los últimos años se ha estado difundiendo como una buena opción ante el problema del cambio climático, porque estas centrales no emiten CO2.
"Pero es que no han tenido otro argumento. Es un intento desesperado de una industria que está en bancarrota a nivel internacional, que no tiene resueltos problemas básicos, como la seguridad y de los desechos, de establecer una disposición final de los desechos radiactivos, que están activos por miles de años, en una forma segura".
Larraín advierte que "es una tecnología que no es competitiva a nivel internacional, porque fue subsidiada por los Estados, que vinculaban un material estratégico, que es combustible nuclear de donde se sacaba uranio y plutonio enriquecido para las bombas atómicas. No es una industria energética que se sustente por sí misma, sino que siempre ha estado subsidiada por programas militares".
Pidió observar los intentos de privatizar estas plantas en Europa o Latinoamérica, "que han fracasado estrepitosamente, porque no es un negocio".
"También está socialmente obsoleta, porque después de Chernobyl nadie quiere una central cerca de su casa y porque se transforma en un objetivo bélico prioritario". Por último, afirmó, "Chile es un país eminentemente sísmico, lo que aumentaría los costos de una central nuclear a niveles siderales".

Fondo para minicentrales

Sara Larraín estuvo en Concepción para la difusión de un fondo dispuesto por Corfo, cercano a un millón de dólares, para la construcción de mini-centrales de generación eléctrica, que forma parte de la llamada "Ley corta".
Explicó que esta iniciativa legal "logró remover los obstáculos del mercado para que los pequeños generadores en base a energías renovables y limpias puedan acceder al negocio energético. Antes, cualquier chileno que tuviera un canal, una caída de agua, tenía dificultades para acceder al mercado eléctrico".
Con la ley corta, añadió, se "da derecho a cualquier generador a inyectar su energía a la red y a recibir un precio justo por ella".
El problema pendiente es dar acceso a quienes disponen de los recursos naturales, por ejemplo, a derechos de agua de ríos, a evaluar la factibilidad de generar electricidad y buscar el financiamiento para el proyecto.
Para ello el concurso de Corfo, para el cual ya se han retirado más de 120 bases, permite financiar estos estudios de ingeniería básica y ayudan a concretar la idea.
La directora de Chile Sustentable señaló que se esperaba que en un período de diez años este fondo permita el desarrollo de numerosas mini centrales, tanto hidroeléctricas como proyectos de geotermia.
*Publicado en Diario El Sur. Lunes 22 de agosto de 2005.

1 comentario:

Gerardo González García - triplege - dijo...

http://triplege.bitacoras.com/archivos/2006/01/03/energia-nuclear-no-gracias